January 11, 2010
Hoy día visitamos la Fundación las Rosas por segunda vez para hacer un voluntariado. Disfruto esta visita porque podemos hablar mucho con las ancianas. Tengo dos ancianas favoritas quienes hablan mucho conmigo. En general, me gusta mucho estar con los ancianos porque ellos son muy sabios y tienen muchísimos consejos e historias para contar. Esta fundación es especialmente única porque los ancianos que viven aquí tuvieron vidas muy difíciles, algunos fueron abusados y la mayoría no tiene familia. Pues, ellos están muy solos y lo que más quieren es hablar con una persona. Cuando voy a visitarlos, sus caras se iluminan y empiezan a sonreír. Ellos se emocionan hasta con las cosas más pequeñas. Sería muy difícil y aburrido quedarse en la misma casa, haciendo las mismas cosas cada día como ellos. Pues, estas dos horas por semana que estoy con ellos es el tiempo más esperado para ellos y me da mucha satisfacción. Yo sé que estoy haciendo una diferencia y me doy cuenta que debería hacer algo para alguien menos afortunado que yo cada día.
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